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miércoles, 7 de octubre de 2020

Ídolos como títeres de la norma estética.

En este escrito pretendo exponer y desarrollar una problemática de la cual todos hemos sido o somos parte; la critica hiriente, discriminación y exigencias hacia a los cuerpos en general en el ambiente artístico y/o musical. El maltrato psicológico que las figuras públicas sufren a través de las redes sociales y como nos afecta como sociedad.


Sin ir más lejos, todos en algún momento hemos mirado a quien tenemos en frente y criticado su ropa, peinado, piel, manera de vestirse, reír, etc. Es normal, el prejuicio como idea o creencia predeterminada que tenemos hacia una persona, objeto o situación, también es una fuerza maligna con la que cargamos por el ser humanos desde que nacimos. Todos estamos parcialmente determinados por nuestros antepasados al igual que nuestra manera de ver el mundo. Si bien nuestros entornos han cambiado, es inevitable el sostener estructuras o ideales similares al de nuestros padres/madres o abuelos/as, ya que nuestros primeros años de vida nuestro comportamiento se basa en observar y aprender de ellos para poder sobrevivir y sumergirnos en la sociedad en el momento que sea adecuado. Ahora bien, muchos de estos ideales o creencias los adoptamos por ser lo único que conocemos a esta temprana edad y solemos sostenerlos si una vez inmersos en la comunidad reafirmamos estas ideas, o puede suceder todo lo contrario, podemos colocarnos en una posición totalmente en contra de esta.

Todas las épocas han sido caracterizadas por una determinada hegemonía o norma estética; en simples palabras, esto quiere decir que un modelo corporal es considerado superior y mejor ante otros. A su vez, no podemos ignorar los diferentes contextos históricos; las guerras, la hambruna, la esclavización de los nativos y las personas de color, la colonización y demás atrocidades que han sido factores importantes a la hora de dictaminar que ‘’raza’’ consideraban superior y cual no. El racismo contra el que se lucha tanto hoy en día, es un claro ejemplo de estas ideologías discriminativas que muchos pretenden defender con argumentos incoherentes a nuestro entendimiento del siglo XXI. Sumado esto, la falta de herramientas o conocimientos en los campos medicinales, desde el inicio de los tiempos han instalado medios poco saludables para alcanzar estos objetivos estéticos. Desde prendas de vestir hasta dietas que no proporcionan los nutrientes necesarios para una buena calidad de vida, cirugías y tratamientos dolorosos. No solo porque la falta de conocimiento general dictaba que quien incumplía con esto llevaba una baja calidad de vida, sino porque también comenzó a brotar la palabrita ‘’feo’’ para llamar al cuerpo diferente con respecto al que predomina en la sociedad.

Se ha condenado a este cuerpo distinto, creyendo que por medio de esta tortura social el sujeto se dignaría a cambiar. Un claro ejemplo de esta condena es el famoso mito de que la persona excedida de peso o ‘’gorda/o’’ evidentemente tiene problemas de salud y que al mostrarse y aceptarse como es, está dando inicio a una retroalimentación positiva con respecto a la obesidad. Por el lado contrario, damos por hecho que una persona delgada está desnutrida o seguro padece de alguna enfermedad. Mismo resultado, diferentes ejemplos.

Teniendo en cuenta ambos extremos de la cuestión ¿Por qué pareciera que nada conforma a la sociedad? Aquí traemos de vuelta el término juicio, acción que nos atribuimos por el simple hecho de existir. Arrastrando estos ideales de nuestros antepasados e ignorando por completo los nuevos conocimientos que nos ha traído el avance tecnológico. Nos limitamos a observar con ojos de otro siglo.

Para ejemplificar, una de estas tantas cosas que nos ha otorgado la medicina moderna, es que la persona ‘’gorda’’ no necesariamente sostiene una rutina dietetica insalubre, o en algunos casos hasta puede padecer de anorexia nutricional. También, una persona delgada no necesariamente está desnutrida, y si tiene una mala calidad de vida, puede ser producto de todo lo contrario a lo que suponemos. Qué paradoja ¿No? Esto se debe a que hoy en día conocemos que el metabolismo es un factor importante en el aumento o disminución de masa corporal, el cual está en gran parte determinado por nuestra genética y ha ido adaptándose en el paso del tiempo a través de nuestros antepasados, para así sostener la supervivencia de la especie. Por lo que muchas veces, sin importar que comamos o hagamos, nuestro cuerpo puede tener sus propios límites, opuestos a nuestros deseos o metas personales.

Aun así, la condena social si puede arrastrarnos a desarrollar enfermedades, trastornos alimenticios y crisis emocionales, causando un efecto de bola de nieve en todo el sistema. La necesidad de alcanzar una meta estética puede ser muchas veces la raíz de los problemas a mayor escala, y no viceversa.

Sin embargo, muchas de estas cosas pareciera que las conocemos, las damos por hecho o al menos con nuestros cercanos aplicamos esta desconstrucción y re-construcción personal, justamente porque el afecto nos hace evadir el juicio o actitudes hirientes. Pero volviendo al tema que nos trae acá ¿Por qué con las figuras públicas es diferente? ¿Acaso cuando es alguien famoso, tenemos una especie de autorización para indicar como se debe ver?

En una pequeña encuesta que hice recibí muchas respuestas interesantes:

‘’…La exposición trae eso, hace que tenga más alcance. Pero seas figura pública o no siempre están las opiniones, solo que esas tienen más alcance. Estoy segura que si subo una foto de cuerpo entero alguien no públicamente va a estar opinando. ’’

‘’Pareciera que si estamos en facultad de hacerlo, pero no es correcto. ’’

‘’La gente con tal de tirar abajo a cualquiera que tenga éxito se agarran de lo único que pueden criticar. ’’

‘’No, pero a las figuras públicas se las cosifica, entonces se genera cierta sensación de dominio.’’

‘’Nadie está autorizado a hablar de un cuerpo ajeno.’’

‘’No es una autorización, el ser figura pública facilita y acelera el alcance de sus fotos a más personas, haciendo como ‘’global’’ su imagen y se fácil acceso u opinión.’’

‘’No, no tenemos autorización. Esa persona tiene sentimientos y no sabemos que le puede generar comentarios negativos. Te contesto todo desde el lado malo. Porque si son cosas buenas, si, comentarios buenos serian ‘’te ves bien así’’ ‘’si tu mala alimentación te perjudica deberías cambiarla’’ siempre desde el lado constructivo los comentario buenos…’’

‘’Siento que está MUY normalizado solamente porque se trata de alguien famoso que ‘’tiene todo’’ y nada puede afectarle, y que como fans o espectadores entonces podemos criticar a esa persona. Pero nos olvidamos que sigue siendo una persona que decide por sí misma y nadie tiene por que criticarla, tampoco exigir o imponerles que deben hacer. ’’

Como bien dijeron, el hecho que el contenido de los famosos abarque una mayor extensión de la sociedad, hace que sea inevitable que en determinado momento llegue a manos de esa parte de la sociedad que aún no han soltado estos estereotipos o juicios predeterminados por nuestros antepasados. También en este gran alcance, se produce una idealización hacia la figura, esto quiere decir que se empieza a endiosar a la persona, ignorando por completo sus capacidades humanas, mortales y comunes que comparte con cualquier otro humano en la tierra. En esta idealización, se crea una imagen o idea de cómo se supone es la persona. Quienes le admiran lo ven como intocable e inalcanzable, alguien a quien sería indigno e irrespetuoso mirar a los ojos, por miedo a convertirse en piedra, tal cual la leyenda de medusa. Otros podrían dedicarse a criticar, suponiendo, como bien dijeron en una de las respuestas a la encuesta, que al tener todo lo material que cualquiera desearía y los ojos de millones de personas sobre ellos, carecen de sentimientos, emociones y sensibilidad. Como si la fama te quitara humanidad. Y no podemos descartar al que exige. Una mezcla de ambos ejemplos. Alguien que considera que por otorgarle su admiración, la figura pública le debe su obediencia absoluta y cumplir con sus expectativas como muestra de lealtad, desde como luce hasta qué hace en su cotidianeidad.

Obvio la demanda hace la producción. Lo que el público desea el artista debe dárselo. Con esta idea se ha construido la industria. Compañías de alto poder adquisitivo son la raíz de este gran sistema en el cual los artistas y su contenido no son más que componentes y marionetas en una red de marketing. Por supuesto estas empresas también son quienes más puertas abren a los nuevos talentos que surgen en la sociedad. Pero sus ideales son versátiles ya que se basan en los deseos de sus consumidores. Mientras el público exija el cumplimiento de esta norma estética, las direcciones de la industria no van a cambiar y los únicos que sufren en esta oferta-demanda son los que se encuentran atrapados en el medio. Provenga de cualquiera de estos lados, la discriminación, burla, racismo, critica y exigencia solo va afectar al que debe seguir las ordenes sin objeción, porque en el caso de no hacerlo será condenado al fracaso, tenga el talento que tenga.

Las clases sociales son inexistentes cuando se trata de emociones o circunstancias humanas. Todo cambio en la sociedad empieza por uno mismo, ya sea con quien tenemos en frente o con un ídolo en la cima del mundo.

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